Que Londres es una ciudad única,
peculiar y sofisticada, no nos cabe la menor duda. Y no sólo por su clima o por
la multitud de gente que cada año entra y sale de la capital británica, que por
supuesto, también ayuda sino porque realmente la sociedad inglesa es diferente
a la nuestra.
Hay muchos detalles en la ciudad
de Londres que ponen de manifiesto lo lejos que estamos de ellos y esto es lo
que más nos gusta. Por ejemplo, ¿cómo es esa toponimia de las calles
londinenses? La primera respuesta que nos viene a la cabeza es: difícil.
Básicamente da la sensación de estar diseñada para volver majaras a todos los
que llegan de nuevas a la ciudad. Una misma calle a veces cambia de nombre de
una manzana a otra o por el contrario, puede mantener el nombre aunque
literalmente sea un ramal que cruza desde otra calle diferente. Para hacerlo
más complicado aún, los ingleses que hicieron las primeras casas por allí, no
se quedaron en utilizar palabras como Calle, Avenida, Travesía o Paseo. Fueron
más allá con palabras como Hill, Road,
Street, Rise, Grove, Lane, Gardens… y lo peor es que puede que con un mismo
nombre, exista una de cada. Victoria Street, Victoria Station,
Victoria Road, Victoria Park, Victoria Hill.
Quizás esta locura sea la misma
que lleva a la prensa británica a ofrecer el enfoque de la realidad que les da
la gana. Por no hablar de los medios de comunicación deportivos, que deberían
ser parte de las revistas del corazón, porque no se conforman con hablar de los
goles que mete Fernando Torres, sus hijos y su vida personal están siempre
presentes en las noticias.
Y hablando de vida, estamos
seguros de que no hay una ciudad en el mundo con la vitalidad que ofrece la
capital del Reino Unido. Ni qué decir de esa actividad cuando sale el sol, ese
momento único en el todos los urbanitas salen desatados a los parques y
terrazas a tomar el sol y beber cerveza.
Londres mantiene su esencia en lo
más básico, en su estructura como ciudad, en sus tradiciones, en las costumbres
de la Casa Real Británica, pero a la vez, la inmigración constante ha abierto
la mente de todos los que disfrutan día a día de la locura de la Great City. De
año en año, los barrios se reciclan, vas de viaje y todo el mundo te recomienda
que evites visitar un barrio del Este por la noche y dos años después, vuelves
y es la zona con más hipster con
barba por metro cuadrado. Evolución constante.
La verdad es que son tantas
cosas, que podríamos estar horas escribiendo sobre esta peculiar ciudad. Como
no tenemos blog suficiente para contar todo lo que se nos pasa por la cabeza,
hemos pensado que lo mejor es haceros dos recomendaciones:
1. Leer
el libro de Enric González “Historias de Londres” (fuente principal de este post).
2. Irte
de viaje todo el tiempo que puedas a Londres en todo su esplendor primaveral,
esa estación en la que los días son cada vez más largos y con suerte, hay
mañanas en las que sale el sol.
** Si el
segundo consejo lo llevas a cabo después de cumplir con el primero, mucho
mejor.